Visible en la distancia desde la avenida de Pizarro gracias al jardín
 que la precede, la glorieta abre el paso a las amplias praderas de la 
zona norte del parque. Fue construida en 1935 probablemente como 
consecuencia de la sentida y prematura muerte de la soprano.
La rosa que sostiene la artista en el azulejo central ha sido objeto 
de leyendas y mitos populares siendo el más clásico uno referido a que 
la dama que quisiera encontrar el amor, debía acercarse y tocar la rosa.
 

 

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