Asilah, perla del Atlántico, nos saluda callada,
prisionera dentro de las murallas portuguesas que un día la cercaron.
Ciudad de poetas y pintores, lleva a gala haber sido la cuna de
Raissuli, héroe o villano según quien lo evoque. Azotada por el mar,
Asilah es una acuarela al atardecer, cuando se reúnen sus gentes a
despedir el día desde el mirador fortificado, con la promesa de que un
radiante amanecer les anunciará el nuevo día.
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